La tendinopatía del tendón de Aquiles es una alteración degenerativa y, en menor medida, inflamatoria que afecta a la unidad tendinosa que conecta los gastrocnemios y el sóleo con el calcáneo. Su etiología principal es la sobrecarga repetitiva en actividades de impacto o la alteración biomecánica del miembro inferior, lo que condiciona cambios histopatológicos y funcionales en el tendón.
Diagnóstico y evaluación de la tendinistis del tendón de aquiles
La valoración clínica inicial debe incluir inspección, palpación, evaluación de la fuerza, y el rango articular, además de pruebas funcionales como el “heel-rise test”, siempre considerando la diferenciación entre tendinopatía no insercional (zona media) e insercional, ya que el abordaje puede variar.
Claves del tratamiento fisioterapéutico de la tendinistis del tendón de aquiles
- Ejercicio excéntrico progresivo (Protocolo de Alfredson): Considerado el pilar terapéutico, estimula la regeneración y alineación de las fibras de colágeno. Se prescriben 3 series de 15 repeticiones, dos veces al día durante al menos 12 semanas, con progresión de carga y un control sintomático continuo. Debe adaptarse la ejecución para insercionales (evitando exceso de dorsiflexión).
- Fortalecimiento isométrico: Útil en fases agudas para analgesia y mejora de la función neuromuscular sin incrementar la carga excesiva sobre el tendón.
- Propiocepción y control motor: Ejercicios de equilibrio y reeducación motora para disminuir el riesgo de recidiva y optimizar el patrón de apoyo y marcha.
- Terapia manual y técnicas complementarias: El masaje transversal profundo, la movilización articular y técnicas miofasciales facilitan la reducción del tono muscular, la mejora de la vascularización y la reorganización del tejido. Se pueden incorporar agentes físicos como ultrasonido, láser terapéutico y fibrolisis diacutánea para acelerar la reparación.
- Electroterapia y ondas de choque: Estas terapias resultan útiles especialmente en tendinopatías crónicas y resistentes, contribuyendo a la modulación del dolor y la aceleración del proceso reparativo. La EPI (Electrólisis Percutánea Intratisular), guiada por ecografía, es una opción en casos de roturas parciales o degeneración avanzada.
- Estiramiento controlado y técnicas de flexibilización: Mejoran el rango articular y disminuyen la rigidez, evitando al mismo tiempo la sobrecarga tendinosa en fases iniciales.
- Reeducación funcional progresiva y readaptación al esfuerzo: Integrar a medio-largo plazo ejercicios pliométricos, entrenamiento en agua y reentrenamiento de gestos deportivos para asegurar la recuperación completa del paciente y el retorno seguro a la actividad atlética.
El abordaje fisioterapéutico de la tendinitis aquílea es fundamentalmente multimodal, con base en el ejercicio excéntrico y la individualización terapéutica. Un protocolo correcto y la monitorización clínica permiten mejorar el pronóstico y reducir la cronificación.